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7 de abril de 2014 | | | | | | |

En defensa del Yasuní

Con Alberto Acosta, ex presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador

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En 2007 el gobierno de Ecuador, encabezado por el presidente Rafael Correa, planteó la propuesta de dejar el crudo en el subsuelo, haciendo eco de un proceso de resistencias de larga data. La propuesta, como reposa en la historia reciente del país, se originó, entre otras razones, a partir de la experiencia vivida en el noreste de la Amazonía ecuatoriana, donde comunidades indígenas y colonos recibieran los impactos de la explotación petrolera que desarrollase la empresa estadounidense Chevron Texaco, que produjo la desaparición de comunidades indígenas en aislamiento voluntario, como los tetetes y sansahuaris.

Por la devastación ambiental, y bajo argumentos relacionados con la afectación a más de 30 000 personas, la aparición de enfermedades como el cáncer, malformaciones y abortos, entre otros, la compañía fue demandada en 2003.

Una propuesta de cambio

En el contexto de creciente conflictividad social y ambiental, y con el conocimiento cada vez más amplio sobre los efectos de la explotación petrolera, se enmarca el surgimiento de la idea de dejar el crudo bajo el subsuelo, conocida también como la iniciativa Yasuní ITT. Se la ha considerado una propuesta revolucionaria con ribetes de transformación civilizatoria.

El gobierno ecuatoriano, como se documenta en el registro de diversas reuniones y escenarios internacionales de carácter multilateral, enmarcó la propuesta en una política de Estado y la defendió por mas de seis años. La argumentación esgrimida durante ese período, y construida por el conjunto de la administración Correa, apeló a la protección de la vida de los pueblos en aislamiento voluntario, la defensa de la biodiversidad, evitar la emisión de 410 millones de toneladas de dióxido de carbono -que representan la emisión anual de países como Francia o Brasil- si se explotaban los cerca de 1000 millones de barriles de petróleo pesado que se encuentran en el Yasuní.

En 2013 el gobierno de Correa abandonó la propuesta, generándose así un debate nacional e internacional en torno a la posible explotación de la zona más biodiversa del mundo. Actualmente avanza en el país sudamericano el proceso para la realización de una consulta popular en la que los ecuatorianos decidirán si están de acuerdo o no con la explotación petrolera en esa región.

Radio Mundo Real, a través de su corresponsal en Colombia Danilo Urrea*, entrevistó a Alberto Acosta, economista y profesor universitario que oficiara como presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador. El objetivo fue conocer el estado actual del proceso de la consulta popular en torno a la explotación del Yasuní.

Al ser consultado por la situación que a este respecto se vive en el país, Acosta señaló que “es necesario dejar esa visión perversa de vernos al margen de la naturaleza, dejar de entender que la naturaleza, como plantea el capitalismo, es un producto más para ser explotado, es un recurso más para ser apropiado, es un espacio para la mercantilización”.

Ante el abandono de la propuesta por parte del gobierno para dejar el crudo bajo el subsuelo, Acosta manifestó que mientras el Ejecutivo de su país recogía aplausos en el escenario internacional durante los seis años en que se defendió la iniciativa, no dio señales claras y coherentes de por donde se le iba a dar continuidad. “A la postre el presidente Rafael Correa no estuvo a la altura de una iniciativa revolucionaria, demasiada iniciativa para tan poco presidente”, afirmó el economista.

La Consulta Popular

Posterior a que la iniciativa de defensa del Yasuní fuese cerrada por el gobierno, la sociedad se sensibilizó y la juventud ecuatoriana abanderó la propuesta de la consulta popular, como fuese ampliamente conocido a través de las diversas actividades y eventos realizados por ese sector en ls últimos años.

Este 11 de abril se cumple el plazo para la recolección de firmas que deben ser entregadas al Consejo Nacional Electoral (CNE) en un número mayor a las 580.000. Después, y luego de la validación de las firmas por el CNE, la pregunta definida para que por voluntad popular se decida si se explota o no el Yasuní pasaría a la revisión por parte de la Corte Constitucional. Así se cumpliría el debido proceso para el llamamiento al voto a la sociedad de Ecuador.

Acosta es enfático en señalar que se cumple la etapa de la recolección de firmas y empieza una difícil. “Es un tema que tiene que quedar absolutamente claro, van a buscar los mecanismos para bloquear la consulta popular porque de una u otra manera el gobieno demuestra miedo a la expresión del pueblo en las urnas. No quiere una consulta popular”, afirmó el ex constituyente.

Una actividad de alta conflictividad social

Hace pocas semanas se conoció la noticia de que se encontraron pueblos en aislamiento voluntario en la zona donde se pretende hacer la explotación del Yasuní, conocida también bajo la denominación de “Bloque 43”. Por potro lado, el 5 de abril los principales diarios ecuatorianos registraron la muerte de dos personas en una importante zona de explotación petrolera de Ecuador.

Para Acosta, la causa de la situación de conflictividad, y de la situación de los aborígenes ecuatorianos, está directamente relacionada con la actividad petrolera. “Hay gente que está en contra de las petroleras, con justificadas razones, hay gente que es cooptada por esas empresas y se enfrenta entonces a sus hermanos que están defendiendo la naturaleza”. “La creciente expansión de la frontera petrolera va reduciendo el espacio de libertad de estos pueblos en aislamiento voluntario, que se sienten cada vez más perseguidos, amenazados, y entonces reaccionan con violencia”, explicó.

Según el economista, ante estas situaciones se debe apelar al artículo 57 de la Constitución de Ecuador, en el que se prohíbe todo tipo de actividad extractivista en aquellos sitios donde haya vestigios o señales de pueblos en aislamiento voluntario. “Si se cumple la Constitución no habría cómo pensar siquiera en explotación petrolera en esas regiones”, refirió Acosta.

Preparando los debates para la COP 20 de cambio climático

En diciembre de este año se realizará la vigésima Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Lima, la capital de Perú. Será un momento importante del debate internacional sobre matrices energéticas y el futuro de las sociedades a nivel mundial. Durante 2013 y en lo corrido de 2014 en países como Colombia y Argentina, y en otros lugares como la India, se desarrollaron consultas populares en las que las poblaciones manifestaron su oposición al extractivismo. Es un aspecto que debería evaluarse como parte de la expresión popular a tener en cuenta en las COP y foros oficiales.

En preparación a las jornadas de diciembre en Perú, se ha puesto en marcha con el concurso de personas de todos los continentes, el Tribunal Ético Permanente de los Derechos de la Naturaleza, cuya primera sesión tuvo lugar en enero en la capital ecuatoriana, Quito. El 11 de abril se abrirá una nueva cita sobre el tema del Yasuní ITT. Luego se realizarán reuniones y sesiones en diversas partes del mundo desde donde se impulsan nueve casos concretos sobre el conflicto extractivo, y que esperan ser presentados por el Tribunal en Lima.

Acosta explicó a Radio Mundo Real que con ese Tribunal se busca plantear un juicio contra los responsables de la destrucción que provoca el petróleo en diversas regiones. Agregó que “estamos enfermando la sangre de la madre tierra; lo que representa la explotación de minerales es una afectación que llega a los órganos mismos de la madre tierra; lo que representa el fracking es una suerte de ruptura de los huesos de nuestra madre tierra; lo que representa toda la contaminación del aire está impidiendo que respire nuestra madre tierra, y en ese sentido nosotros creemos que hay que ser muy claros, tenemos que llevar al banquillo de los acusados a las empresas transnacionales y a los gobiernos de nuestros países cómplices de esta destrucción”. “Está claro, un pueblo es grande no sólo por las cosas que construye, sino por los valores que no destruye, y ese es nuestro gran reto”, sentenció el economista ecuatoriano.

* Integrante de CENSAT Agua Viva – Amigos de la Tierra Colombia.

Imagen: unidadsiporelcambio.wordpress.com

(CC) 2014 Radio Mundo Real

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