Uno de los grupos que efectuó acciones y levantó campamentos en todo el país fue el Movimiento de Afectados por Represas en Brasil (MAB por sus siglas en portugués). A pesar de que hace veinte días el presidente Luís Inácio “Lula” da Silva reconoció en un discurso que el Estado está en deuda con el MAB, el pago de indemnizaciones sigue sin concretarse y los militantes reclaman una revisión del actual modelo energético.

El viernes pasado, por ejemplo, centenares de manifestantes del MAB y la Vía Campesina cortaron una ruta en São Paulo para protestar contra la construcción de una represa sobre el río Ribeira do Iguape, hasta ahora el único libre de hidroeléctricas en ese estado brasileño.

Allí denunciaron que sólo el grupo Votorantim, que impulsa la construcción de esa central, consume 4 por ciento de la energía eléctrica producida en el país. Ese volumen equivale al consumo de todo el Estado de Pernambuco con sus ocho millones de habitantes, según compararon.

Por otra parte, el MAB montó la semana pasada un campamento frente a las obras de la presa Santo Antonio, parte del polémico complejo Madeira, en el estado de Rondônia.

La organización responsabilizó al gobierno y a la constructora Odebrecht por impulsar una “escandalosa privatización” de bienes públicos para generar “el lucro de unos pocos”.

Por otra parte, en el norteño Estado de Ceará unos 600 militantes del MAB ocuparon la sede de la Secretaria de Desarrollo Agrario (SDA), para denunciar los impactos de las presas Acauã y Aracoiaba, cuya puesta en funcionamiento en 2003 desplazó a centenares de campesinos, que todavía no han sido compensados.

Otra movilización que efectuó el MAB la semana pasada tuvo lugar en el estado de Río Grande do Sul, más precisamente en San Jorge, donde unos 500 manifestantes debatieron en asamblea acerca de las amenazas que se ciernen sobre el río Uruguay.

Foto: http://www.mabnacional.org.br