Así lo han denunciado el Movimiento Social por la Defensa del Río Sogamoso, la Red nacional de Afectados por Represas y Trasvases y la Red Latinoamericana de Acción contra las Represas (REDLAR), reclamando la inmediata suspensión de dicho megaproyecto antes de que la zona se vuelva inhabitable o peor aún: una trampa mortal.

En momentos en que el mundo recuerda la catástrofe haitiana producto del devastador terremoto acaecido un año atrás en la isla caribeña, las organizaciones señalan que el proyecto en curso en territorio colombiano se encuentra ubicado en zonas de potencial sísmico y señalan que la experiencia internacional de siete décadas en este tipo de proyectos indica que los mismos aumentan la amenaza de actividades telúricas.

La represa Hidrosogamoso se está construyendo en “sitios inestables activos o potencialmente inestables, que constituirían un elemento de riesgo” para la vida de la gente que será afectada por la represa o que vive en lugares aledaños al proyecto. El mismo se ubica dentro una de las regiones sísmicamente activas de Colombia, a menos de 70 Km del sitio se encuentra el nido sísmico de Bucaramanga y además requiere excavar la friolera de 980.000 metros cúbicos.

Las acciones para lograr la cancelación definitiva del proyecto incluyen movilizaciones en el territorio afectado y la solicitud de remitir cartas (ver archivo adjunto) a la Ministra de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial Beatríz Elena Uribe Botero.

En dicha misiva se establece que “de conformidad con el principio de precaución urge suspender las obras de Hidrosogamoso, pues el peligro inminente de daño grave e irreversible ya empezó a hacerse realidad, con los deslizamientos y destrozo de la vía Bucaramanga-Barrancabermeja”.

Hito oscuro

La nefasta historia de las represas construidas en regiones de actividad sísmica tiene su paradigma en Italia, concretamente en Vaiont, 100 km al norte de Venecia. En los años 50 del siglo pasado, al poco tiempo de iniciar el llenado del embalse, tuvieron lugar varios movimientos telúricos que provocaron derrumbes.

Tras una primera decisión de vaciar la represa que derivó en el cese de la actividad sísmica, la “experticia” empresaria se impuso y se reactivó el proyecto hasta que en 1963 se derrumbó una inmensa ladera sobre las aguas que provocó la formación de una gran ola que sesgó la vida de cerca de 2600 personas que vivían aguas abajo.

Las organizaciones que se encuentran nucleadas en torno a las comunidades de la cuenca del río Sogamoso manifiestan su rechazo ante “la temeridad de las empresas constructoras de represas, las cuales a pesar de usar tecnologías con los más altos estándares siguen poniendo en riesgo la sobrevivencia de comunidades aledañas”.

Denuncian asimismo que aquéllas “no cuentan con información clara y pertinente” de las autoridades “sobre la alta vulnerabilidad en que se encuentran por el desarrollo de la obra”.

Foto: http://veredasogamoso.blogspot.com/