El Movimiento de los Pequeños Agricultores (MPA) de Brasil desplegó a su militancia en todo el territorio nacional. Unos diez mil campesinos coparon rutas, calles y caminos en 17 estados brasileños, informó la dirección de esa organización a través de un comunicado.

Uno de los temas centrales es el vínculo entre los trabajadores del campo y los de la ciudad. Aunque pueda sonar paradójico, hay vínculos elementales entre ambos que no siempre son tenidos en cuenta: la población urbana necesita un campesinado fuerte y organizado, entre otras cosas, para contar con alimentos saludables en su mesa familiar.

“Para que el campesinado continúe produciendo el 70% de la comida que va a la mesa del pueblo brasileño, el movimiento reivindica políticas públicas dirigidas a mejorar la calidad de vida en el campo”, señalan desde el MPA.

En ese sentido, justamente los puntos que están en el debe del gobierno, los campesinos reclamaron mejoras en el acceso a la tierra; la inversión en la producción; mayores beneficios con la comercialización de alimentos; vivienda y educación campesina, e incentivos para que los campesinos continúen preservando el ambiente.

También pusieron sobre la mesa el cambio en el modelo agrícola brasileño, el fortalecimiento de la cultura y la necesidad de solucionar definitivamente el problema de las deudas de los pequeños agricultores.

En el comunicado del MPA también se habla del combate contra el uso de agrotóxicos; de la necesidad de ponerle fin de los latifundios y de los monocultivos, y del impulso a un proceso de transición masiva hacia la agroecología.

Para lograr estas demandas, y también en el marco de las jornadas de lucha, el MPA solicitó una serie de audiencias con autoridades de gobierno, incluyendo el pedido de entrevistas con 17 ministerios.

Foto: MPA