En ese marco, la campaña nacional Sin Maíz no Hay País divulgó una carta abierta para reclamarle al mandatario una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que se puso en vigencia en 1994 y que ha generado dramáticas consecuencias para el campesinado mexicano.

Las organizaciones locales pidieron reabrir los capítulos del acuerdo que refieren al intercambio agrícola con la intención de proteger la producción local y los empleos de millones de campesinos. Apuestan a una nueva etapa de cooperación entre México y Estados Unidos que esté sustentada en el respeto a la soberanía y el desarrollo sustentable, y afirman que la valiente decisión que tomó el pueblo estadounidense al terminar con el régimen de George W. Bush también despertó esperanzas al otro lado del río Bravo.

Sin embargo, los antecedentes de esta relación no podían ser peores. La puesta en vigencia del TLCAN provocó que México esté actualmente importando el 42 por ciento de los alimentos que consume, con un déficit en la balanza comercial agroalimentaria de 5500 millones de dólares en 2008, según denunciaron las organizaciones.

“México importa alimentos y exporta millones de campesinos y pobladores rurales”, graficaron los grupos campesinos en la carta.

En otro pasaje del documento señalan que el presidente Felipe Calderón no representa legítimamente al pueblo mexicano y le advierten a Obama acerca de las mentiras que escuchará acerca de los resultados de quince años de aplicación del TLCAN.

Calderón representa los intereses de las “grandes corporaciones” agroalimentarias y por eso pretenderá “aconsejarlo” sobre la conveniencia de mantener el acuerdo comercial, con el argumento de que éste ha sido de “gran utilidad” y que es necesario profundizar el “modelo fracasado de libre comercio”, según apuntan.

Además de las acciones de Sin Maíz no hay País, la visita de Obama generó otras repercusiones en la sociedad civil mexicana.

Una organización de indocumentados reclamó cambios en la política migratoria frente a la Embajada de Estados Unidos, mientras que también llegaron hasta esa sede diplomática trabajadores mineros que están en huelga desde hace casi dos años y que denunciaron maniobras fraudulentas de empresarios mexicanos en el Estado de Texas.