Las comunidades guaraníes que viven en esa zona del país sufrieron en carne propia los abusos de los grandes latifundistas, adeptos a la servidumbre y a prácticas análogas a la esclavitud.

Miles de esos indígenas se congregaron este sábado en esta región del sudeste boliviano para escuchar el discurso del presidente Evo Morales, en un acto de entrega de tierras que estaban improductivas y que fueron expropiadas.

“Seguiremos trabajando por ustedes hasta acabar con el latifundio”, prometió el principal mandatario, según la crónica de la Agencia Boliviana de Información.

Esa convicción igualitaria está avalada por lo que establece la nueva Constitución Política de Bolivia - aprobada en enero-, y que prevé medidas para acabar con el latifundio, estableciendo que la mayor extensión agraria puede ser de cinco mil hectáreas.

En Alto Parapetí, Morales entregó 20 títulos de propiedad a indígenas y estrenó así un proceso de adjudicación que culminará en diciembre de este año. Las comunidades nativas recibieron 38 mil hectáreas que han sido recientemente expropiadas por el Estado a través del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), y que estaban improductivas.

“Tener tierra es tener libertad y si hay tierra, y libertad, hay justicia”, expresó Morales durante la ceremonia, cargada de alusiones críticas a los grandes terratenientes de la región.

A mediados de 2006, autoridades del gobierno de Bolivia visitaron comunidades indígenas cautivas en Alto Parapetí, y el panorama que encontraron fue desolador. Unas 3000 familias denunciaron prácticas de esclavitud y privación de derechos básicos.

Las crónicas periodísticas de esa época contaban que los grandes hacendados de la región comercializaban “sirvientes” guaraníes por aproximadamente 1800 pesos bolivianos, lo que equivale a unos 250 dólares.