Más de 88 000 personas participaron en la votación y Vale obtuvo 25 042 sufragios. La compañía brasileña ganó el premio “popular” y el premio “global” (votó un panel interno de expertos) se le otorgó al gigante bancario británico Barclays. Los otros competidores fueron la japonesa energética Tepco, acusada por el desastre nuclear de Fukushima, la electrónica surcoreana Samsung, la agroalimentaria suiza Syngenta y la minera estadounidense Freeport McMoran.

Ganarle inclusive a Tepco “demuestra que realmente los impactos, que hasta ahora la minera Vale tenía escondidos gracias a una operación de maquillaje y marketing, están emergiendo cada vez más”, dijo a Radio Mundo Real el activista Dario Bossi, de la brasileña Red Justiça nos Trilhos. “Expresamos la solidaridad a todas las víctimas de las multinacionales, pero hoy estamos alegres porque salimos de la sombra, las víctimas de esta minera estamos pudiendo ahora levantar nuestra voz”, agregó.

La Red Justiça nos Trilhos, que trabaja en los norteños y vecinos estados de Maranhão y Pará, fue la encargada de presentar a Vale a los premios Ojo Público, en representación de la Articulación Internacional de los Afectados por Vale y con el apoyo de organizaciones no gubernamentales internacionales.

El Ojo Público, organizado desde 2000 por las organizaciones Declaración de Berna y Amigos de la Tierra (en 2009 reemplazada por Greenpeace), “recuerda al mundo corporativo que los delitos sociales y ambientales tienen consecuencias – para los pueblos afectados y los territorios, pero también para la reputación de los infractores”. Así lo expresa la web oficial del concurso: http://www.publiceye.ch

Vale está presente en 38 países y es la mayor productora mundial de mineral de hierro y pellets, la materia prima clave para la industria de hierro y el acero. Es también la segunda mayor productora de níquel. Según la Red Justiça nos Trilhos, la compañía brasileña, perteneciente al Estado hasta 1997, tiene pendientes 111 procesos judiciales y 151 administrativos referidos a violaciones de legislaciones ambientales y laborales, y a violaciones de derechos humanos, en diversos lugares.

En el norte de Brasil, Vale y su gigante operativa minera, es acusada por destrucción de ecosistemas, trabajo esclavo, afectaciones a pueblos indígenas, conflictos con los trabajadores e inmensas deudas con el gobierno federal. Señalamientos similares enfrenta la compañía en otras partes de Brasil, como en los estados de Minas Gerais (proyectos de nuevas minas en áreas de gran riqueza natural), Rio de Janeiro (varias multas y una acción del Ministerio Público en su contra), Espírito Santo (conflictos con pueblos indígenas). Bossi también habló de los impactos de la minera en Mozambique, Canadá y Perú, por ejemplo.

“Son diferentes tipos de impactos, pero el más grave de todos, que es el que nos motivó a entrar en esta agenda de enfrentamiento con Vale, es su presencia en el consorcio que pretende construir la gran represa de Belo Monte. Ese es el problema mayor”, señaló Bossi a Radio Mundo Real.

Norte Energia es el consorcio responsable de la construcción de la hidroeléctrica de Belo Monte sobre el río Xingu, en el Estado de Pará. La represa, planificada para empezar a funcionar en 2015 en el corazón de la Amazonia, sería la tercera más grande del mundo, luego de la represa china de Tres Gargantas y de la binacional Itaipú en la frontera entre Brasil y Paraguay. Belo Monte tendría una capacidad instalada de 11 000 megavatios. Se estima que su construcción inundaría unos 500 kilómetros cuadrados de tierras que actualmente ocupan comunidades indígenas. De 20 000 a 50 000 personas serían desplazadas para dar lugar a la central.

Bossi manifestó a Radio Mundo Real que se hicieron conferencias de prensa en Porto Alegre y en Davos simultáneamente para informar sobre el premio ganado por Vale. Varias actividades más están siendo organizadas para difundir este galardón de la compañía brasileña y seguir denunciándola.

La Articulación Internacional de los Afectados por Vale espera ahora que la compañía cambie su actitud y atienda las necesidades de los damnificados. “Reclamamos nuevas actitudes de diálogo con las comunidades, eso es lo mínimo que puede pasar a partir de esta declaración, que la empresa vuelva a establecer un diálogo con las comunidades”, señaló Bossi. “Hasta ahora su actitud fue de extrema arrogancia, sin querer negociar ni reconocer los impactos que los pueblos están denunciando”.

Foto: biodiversidadla.org