Hay situaciones puntuales y muchas veces sutiles en varios países latinoamericanos que indican que algunos sectores están intentando dejar el agua fuera del control estatal, consideran varias entidades de la sociedad civil de la región.

América Latina tiene hoy la gran mayoría de los recursos naturales del planeta y por eso es importante comenzar a movilizarse para preservar esa riqueza, dijo a la agencia IPS el dirigente brasileño Rogério Hohn, de la coordinación nacional del Movimiento de Afectados por Represas (MAB, por su sigla en portugués). Hohn consideró que son muchas las formas a través de las cuales se puede concretar la privatización del agua. “Inclusive las represas para generación de energía eléctrica son una forma de privatización del agua, porque no se vende solo energía, sino también el agua que está represada”, destacó.

Una de las alternativas surgidas desde los movimientos y organizaciones sociales latinoamericanas, es la realización de consultas populares en los países, para que las poblaciones nacionales puedan decidir de qué forma prefieren que sea controlada el agua. En este sentido, los plebiscitos realizados en Uruguay en octubre de 2004 y en Italia en junio de este año son claros ejemplos. En los dos casos la gente rechazó la privatización del agua.

En tanto, en Brasil la mayor parte de los servicios de saneamiento es pública. El gigante sudamericano es considerado la gran reserva de agua dulce del mundo, con un 11,6 por ciento de la disponibilidad total del planeta y un 53 por ciento de la que tiene América del Sur, según un informe de IPS.

Hay algunos aspectos del manejo del agua en Brasil que preocupan a organizaciones sociales e inclusive al gobierno nacional. Uno de ellos es el enorme consumo de agua del sector privado dedicado a las actividades agrícolas y ganaderas.

El coordinador del Frente Nacional por el Saneamiento Ambiental, Edson Aparecido da Silva, explicó que en Brasil el sector público atiende los servicios de saneamiento de casi la totalidad de la población (unos 190 millones de habitantes).

Sin embargo, representantes del sector privado ya manifestaron que en poco tiempo pueden ampliar su inserción en el saneamiento para cubrir a cerca del 30 por ciento de la población nacional, dijo da Silva. Esto significa que “convivimos todo el tiempo con la amenaza de más privatización”, señaló.

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