Una investigación reciente demuestra que a nivel mundial se pierden anualmente 7,3 millones de toneladas de capturas pesqueras accesorias, es decir que no están incluidas en los objetivos de comercialización de las grandes empresas del sector.

La denuncia por la “falta de reglamentación y absoluta permisividad” de las autoridades será presentada por la fundación Oceana, en ocasión de la reunión del Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea (UE) que comenzará mañana en Luxemburgo.

Los datos que presenta Oceana son reveladores y demuestran lo paradójica que puede resultar esta situación: las pesquerías con altos porcentajes de descarte son permitidas en toda la UE y en algunos casos se llegan a generar hasta 9 kilos de descarte por cada kilo de captura objetivo.

Si las autoridades comunitarias no establecen una “gestión estricta” basada en criterios científicos para impedir esta matanza el “colapso de los recursos marinos” será inevitable, según Oceana. La total ausencia de regulación en aguas comunitarias conduce a que haya 3000 toneladas diarias de capturas accesorias, agregan en un comunicado.

La Comisión Europea asume que las miles de toneladas de descarte incluyen mamíferos marinos, aves, crustáceos y moluscos, pero los científicos de Oceana piden que también sean considerados esponjas, corales y otras especies animales.

La solución al grave problema es sencilla de deducir y difícil de aplicar: hay que prohibir los descartes y sancionar a las poderosas empresas que incurren en esta práctica.

Sin embargo, los representantes de los grupos ecologistas temen que la reunión de Luxemburgo se convierta en otra nueva muestra de inoperancia. “En 2008 se dejaron pasar grandes oportunidades para empezar a solventar esta situación, pero terminaron primando otros intereses. No se puede postergar de forma permanente la toma de medidas”, advirtió Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana Europa.

Además de la prohibición de las capturas accesorias, el grupo ecologista plantea mejorar la selectividad de las artes de pesca y el cierre de zonas que han sido especialmente castigadas por esta degradación.

Plantear soluciones inmediatas o dejar la puerta abierta a un panorama desalentador. Esas son las dos opciones que están sobre la mesa. Otro documento que presentará Oceana ante las autoridades europeas indica que existen pruebas científicas para alertar que a este ritmo de depredación hacia el año 2048 llegará el colapso de la totalidad de las especies que se pescan actualmente.