Una delegación de los manifestantes se reunió con un representante del gobierno y le entregó sus demandas. El objetivo era que se creara una comisión negociadora conformada por el gobierno y los movimientos sociales amazónicos para debatir sobre los proyectos ya en marcha y planificados para la zona.

Convocados por la Alianza de los Ríos de la Amazonia, que nuclea a comunidades afectadas por proyectos hidroeléctricos en la región, varios movimientos sociales se reunieron el lunes en Brasilia y participaron en una conferencia sobre “la represa de Belo Monte y la cuestión indígena”. Este martes hicieron una protesta primero frente al Congreso Nacional y luego frente al Palacio do Planalto, sede del gobierno.

Radio Mundo Real entrevistó a Rodrigo Nunes, integrante de Núcleo Amigos de la Tierra Brasil, mientras participaba de la movilización. Entre los presentes en la protesta se destacó el Movimiento Xingú Vivo para Siempre, que rechaza la instalación de la represa de Belo Monte sobre el río Xingú. También sobresalió la participación del Consejo Indigenista Misionario y del Movimiento de Afectados por Represas de Brasil.

El 26 de enero el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y de Recursos Naturales Renovables (IBAMA), dependiente del gobierno nacional, otorgó una “licencia parcial” para la construcción de Belo Monte. Por eso el rechazo a esa central fue el punto central de la movilización de este martes.

Belo Monte está planificada para empezar a funcionar en 2015 en el corazón de la Amazonia. Sería la tercera represa más grande del mundo, luego de la china de Tres Gargantas y de la binacional Itaipú en la frontera entre Brasil y Paraguay. Belo Monte tendría una capacidad instalada de 11 000 megavatios. La construcción de la central inundaría unos 500 kilómetros cuadrados de tierras que actualmente ocupan comunidades indígenas. Por eso se desplazaría de 20 000 a 50 000 personas. La represa estará a cargo del consorcio Norte Energia y tendrá como socia estratégica a Eletronorte, subsidiaria de la estatal Eletrobras.

En el diálogo con Radio Mundo Real, Rodrigo Nunes destacó tres demandas de los movimientos que participaron hoy de la movilización en Brasilia. La primera tiene que ver con la exigencia al gobierno federal de que respete el proceso legal de aprobación de proyectos hidroeléctricos.

“Uno de los grandes problemas del proceso de la represa de Belo Monte es que el propio gobierno no respetó la legislación brasileña”, dijo Nunes. “Desde el inicio el proyecto comenzó a ser discutido sin que estuviese pronto un estudio de impacto ambiental. Se empezaron a hacer consultas a las comunidades sin que ellas tuviesen acceso a ese estudio”, agregó.

El integrante de Núcleo Amigos de la Tierra Brasil explicó que las comunidades amazónicas reclaman también la reconsideración del modelo de desarrollo del país y del modelo energético. Nunes destacó que el modelo actual no tiene en cuenta las posiciones de las comunidades afectadas. Señaló: “Uno de los argumentos que usa el gobierno es que la energía (hidro) eléctrica es muy barata y limpia. Si usted considera todo el impacto humano de la construcción de Belo Monte, verá que no tiene nada de limpio, sin hablar de todo el impacto ambiental por la producción de metano”.

Para Nunes el modelo energético brasileño es, además, concentrador de ganancias. “Los grandes beneficiados por Belo Monte serán las empresas constructoras, que van a ganar una fortuna de dinero público, porque la mayor inversión es del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, que es un banco público. También se beneficiará el consorcio que hará la exploración de la energía”. Según los manifestantes, los proyectos hidroeléctricos en la Amazonia sólo buscan dar energía a megaproyectos de la zona, por ejemplo mineros.

La tercera demanda más importante de los movimientos sociales brasileños es que el gobierno nacional considere otras fuentes de generación de energía, especialmente la solar y la eólica.

Foto: Eduardo Seidl (Núcleo Amigos de la Tierra Brasil)