Hacia mediados de 2008 el Movimiento Obrero del Corte de Caña del Valle Geográfico del Rio Cauca, en Colombia, se tomó los espacios de trabajo de corte y las entradas a los ingenios azucareros y de producción de etanol, presentando un pliego de exigencias y unas reivindicaciones mínimas de sus condiciones laborales en términos de dignidad humana.

Las condiciones de estos jornaleros eran, hasta entonces, aberrantes: largas jornadas sin agua potable, debían pagarse su traslado hacia los campos aunque no podían controlar el pesaje de su corte diario -base para la definición de su jornal-, absoluta indefensión en materia de derechos, etc.

Este movimiento, que pasó a denominarse Movimiento 14 de Junio, desarrolló durante más de cien días un paro afectando el poderoso y muy cercano al poder central sector azucarero de Colombia.

Esta lucha significó un referente para el movimiento obrero colombiano e inspiró la solidaridad de amplios sectores sociales, a nivel nacional e internacional, toda vez que los corteros de caña tomaron la decisión de enfrentarse a un sector agroindustrial que ha generado su riqueza, desde la etapa esclavista, expropiando la biodiversidad, agrobiodiversidad, fuentes de agua y fuerza de trabajo de la región.

El paisaje delata el despojo: junto a exuberantes cultivos de caña, en el Valle Geográfico del Cauca, inundados de agua dulce, conviven poblaciones enteras que deben trasladarse decenas de kilómetros para acceder a este recurso vital.

Este agronegocio se ha favorecido indisimuladamente por el estado colombiano a través de exenciones tributarias, flexibilidad en el régimen laboral, subsidios a la producción y a la venta de etanol, entre otros.

Durante la huelga el Movimiento 14 de junio hubo de soportar los hostigamientos de los actores armados legales e ilegales del Estado, quienes por la fuerza trataron de asfixiar la lucha obrera.

Los corteros sufrieron un plan de desprestigio orquestado por el mismo Presidente de la República -quien llegó a acusarlos de “terrorismo”- y replicado por los medios de comunicación.

Los ingenios debieron finalmente ceder y concedieron algunas conquistas a los obreros, luego de ensayar la violencia, la guerra mediática y los intentos de soborno a los líderes.

Pero lo que perdieron en el campo de juego pretenden ganarlo en la liga.

Y es así que se lleva adelante el infame montaje jurídico que ha procesado por los supuestos delitos de Concierto para Delinquir, Sabotaje y Lesiones Personales, a cinco de los líderes de este movimiento obrero y a dos de sus asesores políticos.

Radio Mundo Real conversó con Juan Pablo Ochoa, -asesor político del Movimiento 14 de Junio, también procesado en este caso-, sobre el momento y la perspectiva de este proceso que ha sido denominado por algunos analistas como un “falso positivo judicial”.